Si estás pensando en salir a caminar por la montaña, ya sea una excursión corta de un día o una travesía de varios días, elegir la mochila adecuada es clave. No se trata solo de meter tus cosas en cualquier bolsa, sino de elegir una mochila que se adapte a tus necesidades, te proporcione comodidad y te permita mantener tus pertenencias organizadas y secas. Aquí te explicamos lo que debes de tener en cuenta para elegir una mochila para salir a la montaña:
1. Define el tipo de actividad, duración y alojamiento
Lo primero que tenemos que decir es que no existe una mochila para todo. Dicho esto, el primer paso es determinar qué vas a hacer y dónde vas a dormir, ya que esto influirá directamente en la capacidad que necesitas. El consejo principal que debes de tener en cuenta es que no debes de elegir la mochila antes de determinar la actividad y el material necesario, para después meter todo lo que quepa y dejar fuera cosas imprescindibles. O al contrario, elegir una mochila muy grande y llenarla con cosas y equipo que no necesitas. Por tanto, determina la actividad, decide el material y, entonces, elige la mochila.
- Excursiones de un día: Una mochila ligera y sin armazón o marco interior, de unos 20-35 litros es suficiente. Solo necesitarás lo esencial, tal y como te comentamos en este otro artículo.
- Excursiones de hasta dos noches: Aquí conviene usar mochilas de 35–50 litros, dependiendo de si dormirás en refugios o al aire libre. Si vas a dormir en cabañas o albergues, una mochila de 30–35 litros puede bastar, ya que no necesitas cargar tienda, esterilla ni saco. Pero si planeas acampar, calcula al menos 50 litros para poder llevar tu equipo de acampada. Si vas a hacer vivac y dormir al raso, solo con la esterilla y el saco, entonces 45-50 litros. También depende del tipo de equipo que tengas, ya que hay sacos y tiendas que son impresionantemente ligeras y ofrecen un rendimiento excelente.
- Expediciones de tres noches o más: Si te alojas en cabañas, puedes arreglártelas con 35–50 litros, pero si acampas necesitarás mochilas más grandes, de 50–65 litros, para acomodar todo el equipo adicional, comida y ropa de recambio.
2. Peso y estructura: ¿ligera o con armazón?
El peso y la comodidad son factores esenciales. Para caminatas de un día con poco equipo, lo más recomendable es usar una mochila ligera sin bastidor (sin estructura interna), ya que no necesitas soporte adicional. Estas mochilas son más simples y reducen el peso total que cargas.
Sin embargo, si llevas más equipo o realizas una travesía más larga, lo ideal es optar por una mochila de trekking o montañismo con bastidor, ya sea un marco interno o externo. Este armazón ayuda a distribuir el peso de manera uniforme entre los hombros y las caderas, evitando que la espalda soporte toda la carga y mejorando la estabilidad en terrenos irregulares.
3. Comodidad y ajuste al cuerpo
No todas las mochilas tienen talla, especialmente las pequeñas, pero las mochilas grandes (a partir de 40–50 litros) suelen contar con sistemas de ajuste o vienen en diferentes tallas para adaptarse a la longitud de tu torso. También hay algunas marcas que ofrecen modelos para mujer que se adaptan mejor al cuerpo femenino.
Asegúrate de que:
- El cinturón lumbar sea acolchado y te envuelva correctamente ya que gran parte del peso debe de recaer sobre tus caderas para no sobrecargar tus hombros y espalda.
- Los tirantes sean anatómicos, acolchados y ajustables. A mayor peso, más acolchados.
- El respaldo sea acolchado y transpirable porque es donde más calor y sudor se genera.
- La correa pectoral te ayude a mantener la mochila estable sin apretar el pecho.
4. Organización y accesibilidad
Una mochila bien diseñada facilita la organización de tu equipo:
- Compartimentos múltiples: Bolsillos laterales para botellas, un compartimento inferior para el saco de dormir, tapa superior para objetos pequeños como gafas, linterna o snacks.
- Sistema de hidratación: Muchas mochilas incluyen espacio para una bolsa de hidratación (como Camelbak), permitiéndote beber sin detenerte y quitarte la mochila.
- Accesos laterales o frontales: Útiles para sacar cosas del compartimento principal sin vaciarlo todo.
5. Materiales y protección contra la lluvia
Todas las mochilas decentes para montaña están hechas de materiales resistentes al agua como poliéster o nailon con tratamiento especial tipo DWR. Esto las hace resistentes a lluvias ligeras y salpicaduras. Sin embargo, si vas a caminar en zonas donde es habitual una lluvia intensa o prolongada (más de tres días bajo tormenta, por ejemplo), es recomendable usar una funda impermeable adicional.
Muchas mochilas modernas ya incluyen esta funda integrada en un bolsillo inferior, pero si no es así, puedes comprarla aparte.
6. Peso de la mochila vacía
El peso de la mochila en vacío también es importante. Las mochilas ligeras sin armazón pueden pesar menos de un kilo, mientras que las mochilas técnicas con estructura, múltiples refuerzos y capacidad superior a 50 litros suelen pesar entre 1,5 y 2,5 kilos vacías. Parece poco, pero recuerda que vas a caminar muchas horas y que en la montaña, el terreno no es llano ni regular. Por eso es importante saber el tipo de actividad que vas a realizar y el equipo que necesitas para hacerla, para saber si necesitas todos los extras que incrementan el peso. Recuerda el consejo principal: Nunca compres la mochila antes de determinar la actividad que vas a realizar.
7. Características adicionales
Dependiendo de tu actividad, busca características como:
- Porta bastones de trekking.
- Correas externas para esterilla, tienda o crampones.
- Silbato de emergencia incorporado.
- Mochilas modulares (mochilas grandes que tienen diferentes elementos que se pueden quitar o poner según la actividad).
8. Presupuesto y marcas
Hay mochilas para todos los bolsillos. Las marcas especializadas suelen ofrecer buen diseño, materiales resistentes y garantía. Sin embargo, no siempre es necesario optar por el modelo más caro; lo más importante es que la mochila se adapte bien a tus necesidades y a tu cuerpo.
Elegir la mochila correcta no es solo cuestión de marca. Lo repetimos de nuevo: Necesitas considerar qué actividad harás, cuánto tiempo estarás fuera, dónde dormirás y qué peso estás dispuesto a cargar. Para caminatas de un día, bastará una mochila ligera sin estructura. Para rutas largas o acampadas, será clave un modelo con armazón que reparta bien el peso. Y siempre asegúrate de que llevas todo lo imprescindible, ni más ni menos, y que todo el equipo esté protegido contra la lluvia, eligiendo mochilas con materiales repelentes al agua o que tengan fundas impermeables.
Una buena mochila es una inversión a largo plazo: bien elegida, te durará muchos años te permitirá concentrarte en disfrutar del camino y no en sufrir cada paso.