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Consejos para andar en bici con lluvia o condiciones húmedas

Ciclismo y lluvia no se llevan muy bien. Por eso es complicado ver a ciclistas cuando está lloviendo, y en cambio emergen como caracoles en cuanto para de llover. Pero siempre hay valientes que dicen: “¡Solo es agua, ni que fuese radioactiva!”. Otros, a la más pequeña tregua en el diluvio se suben encima de la bici para salir a dar pedales en condiciones húmedas. Para ambos ejemplos y también para cualquier otro tipo de ciclista, hemos recopilado una serie de consejos que debes de tener en cuenta cuando quieras salir a andar en bici con lluvia o en condiciones húmedas:

Prepara la bicicleta

Antes de salir usa un lubricante indicado para condiciones húmedas (wet lubricant). Es más denso, se agarra mejor a la cadena generando una capa que la protege contra la lluvia y que hace que la cadena esté lubricada durante más tiempo. No lubriques una cadena sucia. Después de dar pedales, lava la bici para quitarle la suciedad y sécala bien para que la humedad no estropee la transmisión, los tornillos y los componentes de la bici en general.

Las luces con lluvia son imprescindibles, tanto la delantera como la trasera. Para hacerte más visible puedes llevar una detrás en el casco y ponerte un chaleco reflectante como el cortavientos Langkawi de Siroko

Cuando damos pedales con lluvia el agua nos viene desde arriba y desde abajo. Es más, el agua que sueltan las ruedas nos moja más que el agua que nos cae del cielo. Por eso, si sales habitualmente con lluvia o con la carretera mojada, equipa la bici con unos buenos guardabarros que cubran bien las ruedas. Si no te gusta coger la bici lloviendo, un ass saver o un guardabarros plegable para la rueda trasera es suficiente para no llegar a casa con el culo empapado y la espalda llena de suciedad.

El último, pero no menos importante detalle, es bajar un poco la presión de los neumáticos para tener más adherencia. Con menor presión hay más superficie de contacto entre la cubierta y la carretera lo que te da más agarre. No quites mucho aire porque corres el riesgo de pinchar por un llantazo. Sobre todo si usas ruedas con cámara. Si usas tubeless o tubular no tienes este riesgo. Es suficiente bajar la presión un 20% menos respecto a la que debes de llevar en seco para tu peso. Un detalle: No estrenes unas cubiertas un día de lluvia.

Atención a los peligros de la carretera

Cuidado con las rayas de la carretera, los pasos de peatones y cualquier otro tipo de señalización que esté pintada en la carretera. Con agua se vuelven muy deslizantes y, si inclinas la bicicleta demasiado, te vas a ir al suelo.

También hay que prestar especial atención a las tapas del alcantarillado y demás servicios públicos. Al ser metálicas son extremadamente resbaladizas y, en algunas, puedes encajar la rueda en sus huecos y salir volando por encima del manillar.

Las calzadas con adoquines y empedrados son peligrosas cuando llueve o las piedras aún están húmedas

Cuidado también con las hojas de los árboles que hayan caído sobre la carretera. Cuando están húmedas son muy resbaladizas y, teniendo en cuenta que en otoño y en invierno es cuando más llueve, es algo que te vas a encontrar en la ruta.

Mucho ojo con los charcos porque si hay agua es que hay un bache, un socavón o un agujero en la carretera o camino. No sabes como es de grande ni de profundo. Puede ser un charquito o la fosa de las Marianas.

Si vives en una zona donde no llueve habitualmente o hace mucho tiempo que no cae una gota, ten mucha precaución si sales con la “primera” lluvia o se pone a llover en plena ruta. Las carreteras, sobre todo las más transitadas, están llenas de aceites, polvo y suciedad que las convierten en verdaderas pistas de patinaje cuando caen las primeras gotas. Las carreteras se van limpiando con sucesivos días de lluvia, pero aun así siempre hay que tener cuidado.

Atención a los arcenes y a las carreteras que tengan mucha suciedad como gravilla, arenilla… En condiciones húmedas, todas esas piedras pequeñas se pegan a las cubiertas y provocan pinchazos. Si llevas tubeless no tendrás problema porque son pinchazos tan pequeños que el líquido sellante los tapa, pero si llevas cámara irás perdiendo aire poco a poco. Trata de evitar todo lo posible los arcenes y carreteras con mucha suciedad y elige unas cubiertas con buena protección antipinchazos, tengas o no tubeless.

Cómo frenar y tomar las curvas en mojado

Circular en línea recta cuando llueve “solo” requiere un poco más de cuidado. Dónde debemos prestar especial atención es en las curvas. Antes, durante y después de las mismas. 

Para empezar anticipa la frenada y frena con cuidado antes de la curva. Los frenos de disco en mojado tienen ventaja sobre los frenos a la llanta, pero aun así es más seguro ser precavido, frenar antes (sobre todo si tienes ruedas de carbono) y apretar las palancas de freno gradualmente al comienzo. Con ello logramos eliminar la suciedad y el agua que se acumula en la superficie de frenado de las llantas y en los discos de freno. Después ya puedes apretar más las palancas, pero no fuerte (por eso debes frenar antes) porque puedes bloquear la rueda, derrapar e irte al suelo. Por cierto, el agua se come las zapatas y las pastillas de freno de los discos, así que comprueba que están en buen estado y que no han llegado al límite marcado por el fabricante.

Al tomar la curva, no inclines la bicicleta como si estuviese seco porque no sabes cuanto agarre tienes. Hay carreteras cuyo pavimento tiene más “grip” que otras, pero si te pones a experimentar en plena curva puede que el “grip” lo notes en tu propia piel. Por supuesto, no frenes fuerte en una curva porque el derrape está prácticamente asegurado y te irás al suelo. 

Cuidado al comenzar a pedalear tras salir de la curva. Si traccionas demasiado pronto, con la bici aún inclinada y con el peso mal balanceado, puede que la rueda de atrás pierda tracción y patine. Espera a tener la bici casi completamente recta para pedalear y no te pongas de pies sobre los pedales antes de tener la bici recta.

Para terminar queremos darte el consejo más importante de todos. Antes de salir piénsalo bien, mira la previsión meteorológica y valora si merece la pena salir a rodar varias horas con lluvia. Más aún si hace frío. Seguramente los riesgos son mayores que los beneficios. Quizás no quieras perder ni un día de entrenamiento, pero igual ese día hace que estés 1 semana enfermo o varios meses sin poder coger la bici por haber tenido un accidente. Un sencillo rodillo para entrenar en casa es una muy buena manera de entrenar cuando llueve. Y te va a costar bastante menos que toda la ropa para el agua y el frío que te vas a tener que poner.

De todas formas, si sigues estos consejos, estás equipado con la ropa de ciclismo correcta, la bici preparada para lluvia, la previsión dice que no va a llover mucho y las temperaturas están por encima de 10º C, entonces adelante. Los riesgos disminuyen, y una salida “húmeda” con precaución puede ser incluso divertida y enriquecedora, sobre todo al llegar a casa, meterse en la ducha y tomar algo caliente. 

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